jueves, 1 de julio de 2021

DE CERCA: La reactivación del Ballet Folklórico de la Universidad de Colima

 

Sabemos que la pandemia golpeó fuertemente a las artes escénicas, en el caso de la danza, una disciplina artística de las más castigadas en este país, se acrecentó la crisis en la que ya se encontraba desde hace tiempo. Después de más de un año sin realizarla de manera presencial, en teatro lleno, con todos los requerimientos técnicos y equipo de trabajo necesarios para la realización de una gran función, y a partir de la reactivación paulatina de actividades, quizá sea posible vislumbrar las condiciones de las que habremos de partir para diagnosticar el verdadero impacto de la pausa larga.

Quedamos pues imposibilitados de vivir la danza como estábamos acostumbrados, pero no todo ha sido malo, la integración a las plataformas digitales y la proyección en redes sociales estimuló el surgimiento de diversos proyectos para atender otro tipo de consumo, desde nuestros hogares. Así, hemos apreciado, de manera fácil y efectiva, distintos trabajos de danza folclórica realizados a lo largo y ancho del país y también en el extranjero, casi siempre de manera gratuita y al alcance de un solo click.

Tal vez la ausencia del cuerpo presente y su efecto en el espectador hizo que, con el paso de los días, el interés por consumir espectáculos dancísticos desde un dispositivo electrónico disminuyera, evidente en las cada vez menos reproducciones y vistas de este tipo de vídeos. Lo anterior requiere pensar la escena y el quehacer dancístico de manera crítica y creativa para la realización de productos que pudieran ser atractivos para un público que se ha habituado al consumo digital pero que quizá ya no estuviese dispuesto a ver más de lo mismo. “DE CERCA” es una propuesta que responde a esa necesidad y además marca la reactivación del Ballet Folklórico de la Universidad de Colima, que es sinónimo de calidad.

El Centro Mexicano de la Danza (CMD) es quien ha tenido la iniciativa de poner en marcha un gran equipo de trabajo para la realización de una función única, videograbada, que será posible ver desde cualquier lugar de México y el mundo.

Cuando supe quiénes integraban el CMD quedé gratamente sorprendido. Jóvenes que no pasan de los veinte años, egresados de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, idearon la manera de consolidar un proyecto virtual de gestoría cultural, en medio de la pandemia, que ha generado ya distintos cursos, talleres y eventos para mantener la danza folclórica activa, acercarla a distintos públicos a bajo costo y al mismo tiempo generar ingresos que le han permitido financiar sus ideas.

Esto significa que los directivos del Ballet de la Universidad de Colima no solamente están apostando por este novedoso proyecto, sino que también han dado un voto de confianza a las ideas creativas de las nuevas generaciones, lo cual, en un país donde los espacios y la visibilidad están cooptados casi siempre por las mismas personas y sus allegados, abre brecha a otro tipo de alianzas que pudieran proyectar la danza folclórica a otro nivel para ampliar el público consumidor.

“DE CERCA” no se trata solamente de una función grabada, el propio maestro Zamarripa, director general del Ballet, ha sido expuesto a un nuevo proceso de creación escénica, pues se abrió la puerta a la libertad creativa para las múltiples tomas que conformarán el producto final, un material audiovisual inédito de primera calidad, con el fin de llevar al espectador a una experiencia inmersiva.

El evento programado para el sábado 3 de julio contará con una selección especial de los cuadros más emblemáticos del Ballet, todos ellos realizados con música en vivo, ideada su grabación para guardar el efecto producido dentro del espacio teatral. También habrá cápsulas creativas donde los artistas darán a conocer sus procesos para la creación escénica, así como entrevistas que nos permitirán acercarnos, desde una perspectiva más íntima, a lo que viven los directivos, bailarines, músicos, coro, staff y demás, para la realización de una función de tal magnitud, desde su preparación hasta el suceso escénico.

Además, se ha anunciado que, para la trasmisión de las 6:00 PM, hora del centro del país, habrá un chat en vivo donde el público podrá expresar sus impresiones y sentires, e interactuar con miembros del Ballet. Eso no es todo, también podremos ser partícipes de la rifa de diferentes productos a cargo de los patrocinadores. Sin embargo, para quienes no puedan ver la función en ese día y horario, estará disponible hasta 72 horas después lo que garantiza su pleno disfrute. Así, por un costo accesible (120 pesos mexicanos más cargos), toda la familia podrá ver este gran espectáculo DE CERCA.

Estamos pues frente a un documento audiovisual histórico, que será evidencia y testimonio de la danza que nos tocó vivir en este contexto pandémico. Será muy interesante ver cómo las emociones guardadas por todos los involucrados, después de un año de no hacer danza teatral a ese nivel, traspasan la pantalla, ya veremos si se logra el cometido, por lo pronto les aseguro que es un evento imperdible.

La función será trasmitida mediante la plataforma de streaming NEERME y el método de pago es a través de tarjeta de débito o crédito. Pueden adquirir sus boletos en boletia.com o bien desde el siguiente enlace: https://de-cerca.boletia.com/



miércoles, 28 de abril de 2021

Un año después, El Blog del Bailarín Folclórico.


En el 2020 el mundo se detuvo, la nueva pandemia lo cambió todo para casi todos. La danza se apaciguó y aquellos que estábamos acostumbrados a estar constantemente en movimiento debimos reacomodar nuestras actividades habituales y, con ello, la vida misma. Ante el impedimento de desplazarnos de manera común y la prohibición del contacto constante, bailar con los nuestros se volvió peligroso. Las escuelas dejaron de ser habitadas, las agrupaciones quedaron inactivas, en los salones las duelas enmudecieron y los teatros cerraron telones y puertas indefinidamente.

Hace mucho no se vivían momentos de tal incertidumbre, quedó expuesta la fragilidad institucional sobre la cual se ha construido la danza escénica en este país e hizo más que evidente su vulnerabilidad.

Aunque al principio parecíamos estar en negación llevando desesperadamente la danza a la virtualidad por no querer parar así de pronto, al pasar los días asumimos que la interrupción sería larga y definitiva. Detenerse inevitablemente nos hizo pensar... y pensar no siempre es agradable, suele ser agotador, pero es necesario si queremos saber quiénes somos, por qué hacemos lo que hacemos y para qué.

La gran maquinaria social contemporánea nos impide pensar con calma, el ritmo de la vida citadina condiciona vivirla siempre buscando algo más: una próxima ida, un siguiente ensayo, una nueva función, un nuevo escenario, el siguiente proyecto, el próximo logro… pero detenerse ¡nunca!... ¿Cómo guardar la calma en momentos como estos si en la danza se nos ha exigido siempre ser algo más de lo que ya somos?, a veces sin importar lo que sea o como sea, solo más y más.

Danzar implica detenerse a reflexionar, sino solo queda el movimiento. Vacío, impostor, infértil movimiento.

Pensar, pensarse, pensarnos. La angustia, la ansiedad, la presión social, el aplauso a cualquier costa, lo políticamente correcto, lo malamente normalizado. Reflexión, reflexionar, reflejar. La susceptibilidad del ego, el hartazgo, la violencia, los elitismos malhabidos, los cuerpos maltratados, fragmentados, explotados, reducidos, incomprendidos, engañados.

Así surge El Blog del Bailarín Folclórico, escribiendo detenidamente sobre ciertos cuestionamientos en torno a la danza, específicamente la danza folclórica en México. Las preguntas no vienen de la nada, algunas ya habían sido formuladas por otras personas en diferentes momentos, otras llegan al mismo tiempo que se redacta, incluso hay las que aún no encuentran respuesta pero que, al pensarlas lo suficiente, pueden ser reelaboradas para dar paso a otras interrogantes.

Los primeros textos tuvieron un alcance limitado. Fue hasta meses después del encierro prolongado que, por alguna razón, los lectores se fueron acumulando hasta llegar a números que nunca hubiera imaginado, varios de ellos, gente proveniente de los más insospechados países… ¿cuáles son sus rostros?, ¿cómo llegaron aquí?, ¿encontraron algo mínimamente valioso?, ¿les fue útil?, ¿cuáles son sus historias?...

Pareciera que, mientras más alejados estábamos de aquella cotidianidad que ya no volverá, la disposición a cuestionarnos fuese mayor y creciera al mismo tiempo el interés por conocer la opinión de otros.

La necesidad de adecuarnos al espacio virtual hizo posible escuchar otras voces, de otras latitudes, conocer su labor, saber que, aunque lejos, hay más gente con la que podemos identificarnos; que a pesar de lo que comúnmente nos hacen creer, no estamos solos y que afortunadamente existen muchas más personas en la misma sintonía de intentar crear las condiciones suficientes para que la danza surja alejada de los viejos vicios, de las prácticas rancias y deleznables, de la falsedad disfrazada.

A un año de construir este espacio, entre letras y pensamientos, he aprendido varias cosas. Un año después descubrí que un ‘me divierte’ en Facebook, dependiendo de quien provenga, podría carecer de inocencia y ser violento en tanto la intención sea minimizar lo que dice alguien más, mellar su trabajo, ridiculizar lo incómodo de ese otro pensar. También aprendí que es mucho más fácil criticar a quien trabaja de manera independiente que a aquél que es respaldado por alguna institución de renombre, mucho más fácil que tener la valentía que hoy por hoy han demostrado las estudiantes del INBAL, por ejemplo, que están en plena lucha de sus derechos, un movimiento al que mucha de la gente reconocida en la danza ha decidido hacer de la vista gorda.

Un año después descubro que, ante el bombardeo mediático al que estamos sobreexpuestos todos los días en los medios audiovisuales, la palabra escrita sigue conservando su poder, un poder que permite abrir otros horizontes y establecer nexos entre tiempos y espacios impensables.

También me di cuenta de la indiferencia que caracteriza al gremio. No sabemos qué pasa con la danza en los diferentes contextos, cuáles son las instituciones al respecto, cómo funcionan y quiénes las integran, a quién acudir cuando se necesita información, orientación y/o ayuda, cuáles son las inquietudes de los niños y jóvenes que están aprendiendo, qué necesidades los motivan... muchas de las veces ni siquiera ponemos atención a los males que nos aquejan y mucho menos se dialoga. ¿Cómo daremos respuesta entonces a los retos actuales? ¿Anhelamos volver a lo mismo?

Ojalá mucha más gente de danza disponga sus historias en palabras escritas, que compartan sus saberes, vivencias, reflexiones, experiencias, para que podamos consultarlo todas las veces que sea necesario, para dejar de oír siempre las mismas voces grises, huecas, impositivas, de aquellos que hacen un mal uso del poder, del lugar privilegiado, aquellos que dan una cara amable al exterior pero que, a puerta cerrada, dentro del salón, son los peores. Seguramente tendrán ya un ejemplo en mente y si no, quizá sean ustedes.

Cuando me di cuenta que ‘el blog’ cumpliría un año, me imaginé en un festejo personal, a solas, con mi laptop. Luego lo pensé mejor, si tú que me lees lo permites, quiero festejar contigo, en agradecimiento por haber puesto interés en un proyecto independiente, avalado por nadie pero hecho para todos y que, además, permitió visibilizar mi trabajo y abrirme paso en medio de la pandemia. Al final creo que eso de que “tu trabajo te respalda” más allá de lo puedas decir de ti mismo es muy cierto, por eso hay que cuidar lo que se dice en el hacer.

Gracias por no dejarme solo y, de alguna manera, por permitirme acompañarte también. A ti que me has leído, independientemente de la razón por la que lo hayas hecho o si media entre nosotros el desacuerdo, te dedico la siguiente cita:



¿Bailar o no bailar con Los Tigres del Norte? ¿Ser o no ser un pordiosero de la danza?

‘Caimanear’ es una práctica normalizada en el mundo de la danza folclórica, aunque no está reconocido por la RAE, es un verbo de uso común q...