miércoles, 29 de abril de 2020

DIA INTERNACIONAL DE LA DANZA


De un tiempo para acá el verbo romantizar es recurrente en las críticas que intentan señalar el exceso de idealización positiva hacia una persona, hecho o situación, invisibilizando a su vez aspectos relevantes que pudieran brindar luz sobre lo importante o lo real. Si bien, este vocablo y sus derivaciones aún no son reconocidos por la RAE, puede ayudarnos a entender en un primer momento de qué va el mensaje oficial del Consejo Internacional de la Danza de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (CID-UNESCO) con motivo del Día Internacional de la Danza 2020, al que pueden acceder dando click aquí.

Después de darle lectura pareciera que fue escrito en otro tiempo. Además de seguir romantizando la fecha en momentos como estos, no hay mención alguna sobre los retos y dificultades actuales que enfrentan esos 100 000 profesionales de la danza en más de 200 países, a los que año con año, mencionan, llega el mensaje. Omisión que invita a pensar más en el abandono que a cualquier justificación bien intencionada.

Es más, el tema de este año es “Juventud-Danza-Vídeo”, convocan a coreógrafos y directores de escuelas a realizar obras con jóvenes menores de 18 años donde se represente alguno de los valores de la UNESCO y nada más, los temas que ahora son prioritarios en pos de que el gremio de la danza supere los daños de la cuarentena no se tocan. Tan es así que, arriba del comunicado oficial, en el apartado titulado “Ideas para el Día de la Danza” invitan a realizar una serie de actividades descabelladas para los tiempos que estamos viviendo, sugiriendo incluso la realización de desfiles. No existe en el mensaje ni en las recomendaciones estímulo o espacio para la reflexión, tan evidentemente necesaria, que nos ayude a sobrellevar, comprender y vislumbrar respuestas a los acontecimientos que han hecho parar al mundo, y que hoy ante el aislamiento, la pandemia y la muerte, nos salve del vacío de la celebración sin sentido. En resumen, siguen mirando hacia otro lado e incitan a imitarlos:

Hagamos de todo pero sin pensar, sigan en movimiento, no paren, “¡Todo lo que necesitamos ahora es bailar un poco más!” reza al final el mensaje del coreógrafo Gregory Vuyani (encargado del Mensaje DID 2020)… así de romántico… así de ingenuo.

Pero la realidad es otra. Es muy doloroso saber que en el día del Teatro, del Circo y ahora el día de la Danza, los escenarios están vacíos y que la crisis está sacudiendo fuerte sin certezas de su final. Es tristísimo pensar en todo lo que se está perdiendo: empleos, espacios, talentos, proyectos, agrupaciones; pero es más grave no querer ver, negarse a la pausa obligatoria. Si no paramos cómo podemos comprender lo que nos acontece, cómo responder de manera más concienzuda a los retos que vendrán. Detenernos posibilita entender la tragedia y dimensionar los estragos que esto provoca en todos los aspectos de la vida, y por supuesto, en el hacer dancístico. Forzosamente habrá que replegarnos, reflexionar sobre lo esencial para después poder continuar.

Hallarle sentido a las cosas, distinguir los motivos y razones indicados desde los cuales partir y encontrar significados nuevos no será fácil. Así que, en lugar de las letras del Presidente del CID-UNESCO, quiero compartirles esto que es lo más oportuno con lo que me topé hoy, en esta fecha que difícilmente podemos asegurar es un feliz Día Internacional de la Danza. No sé si habrá palabras más justas.





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