viernes, 1 de mayo de 2020

Sobre el grupo Propuesta y la danza folclórica experimental.


La segunda semana de marzo del año en curso se llevaron a cabo una serie de actividades en el Centro Cultural Universitario por los 35 años del surgimiento del grupo Propuesta que fue parteaguas para la escenificación de la danza folclórica mexicana al mostrar sus posibilidades lejos del formato de ballet. Es mayormente conocido por la puesta en escena “La estampa veracruzana”, retomada en el 2016 por la Escuela Nacional de Danza Folklórica, aunque originalmente se llevó a escenario por vez primera en la década de los noventa; consiste en una sátira a las fórmulas de repetición y reproducción mayormente usadas para llevar los bailes tradicionales al escenario a través de dos grupos de danza ficticios que fueron nombrados Ballet Folklorísimo Ultramexicano y Conjunto Típico de Danza Xochihuitlacoche Molkajetl, con solo leerlo nos imaginamos hacia dónde va la crítica. Sin embargo, ésta agrupación, liderada por Pablo Parga, exploró otros géneros teatrales de las que surgieron diferentes obras para distintos públicos que bien valdría la pena recordar y dar una nueva valoración.

En el transcurso de esos días se ofrecieron tres funciones del programa Retrospectiva futurista conformado por tres remontajes y dos estrenos. Uno de ellos puso en evidencia a la corriente de corte ‘experimental’ que ha tomado auge en los últimos años, dejando en claro con el discurso escénico que entre este tipo de propuestas y el ballet folclórico aún existe un área fértil para la creación escénica que rara vez se ha explorado. Así, el grupo Propuesta reaparece y sigue mostrándose más vigente que nunca.

Para que se den una idea de lo que sucedió replico lo que el programa anunciaba para esa parte:

<< 4. TRES ESCENAS PERFORMÁTICAS, POSFOLKLÓRICAS, POSMODERNAS, POSTCONCEPTUALES Y POSTCONTEMPORÁNEAS

- Jarabe Diversx

- Sin título (Subtítulo: Work in progress a manera de “dispositivo” de “experimentación experimental” sobre una “cartografía personal” del “vacío”, “el deseo” y la “inmanente soledad”, que -desde la “evanescencia e inmediatez” del “no ser de la danza” y el movimiento “líquido”- intenta responder sonoravisualmente a la compleja pregunta ¿un zapateado que se ejecuta sin zapatos, sigue siendo un zapateado? La “investigación-creación” “deconstruye” desde la “decolonialidad” y la “posverdad” el sentido convencional de la tradición folkcontemporánea y la “multiplicidad corpórea”, utilizando una “narrativa hipertextualizada” de la cuerpa desde el intérprete “yo masculino”.)

- Baile de pareja en trío>>

Esto, además de las buenas risas que provocó, sirve para reflexionar sobre la constante de utilizar la danza folclórica como artefacto o recurso para fines distintos de lo que representa en sí misma, pareciera que a pesar del cambio de paradigma de creación la danza se sigue viendo desde y hacia afuera, dejando de lado sus saberes complejos para el tratamiento escénico y olvidando que como conocimiento no hay nada más acabado, pues ya se ha hecho cuerpo.

El texto del programa junto con lo que sucedió en escena permiten identificar sitios comunes en los que tienden a caer ciertas propuestas alternativas al ballet folclórico: discursos ultraelaborados que hablan desde la superficie de alguna problemática o lucha social, o bien se van a la particularidad del individuo exponiendo crisis existenciales, le agregan convenientemente algún zapateado ocurrente para justificar el uso de elementos del folclore, esquivando así las dudas sobre su pertinencia. Esto puede dar por resultado montajes confusos, con narrativas inconsistentes, que pudieran ser aplaudidos por los invitados de los propios bailarines, por el mismo club de experimentales o por el demás público benevolente que prefiere eso a aceptar que lo que ha visto le es inentendible. Si algo puede aseverarse del poder de las artes escénicas es esa contundencia que dejan en el espectador cuando lo que sucede se percibe con todo el cuerpo, tan contundente que no necesita ser racionalizado para entender su valor. Pero cómo llegar a esto desde la danza folclórica si hay algo fundamental que sigue en el olvido.

Pareciera ser que en la teoría y aún más en la práctica, hay un descuido primordial, diferenciar el movimiento dancístico del que aún no lo es. Pasar esto por alto es dar por hecho que cualquier cosa llevada a escena es danza, un reduccionismo que la despoja de su materia prima, el gesto. Así, la danza folclórica ha pasado de la eterna sonrisa acartonada a la expresión melodramáticamente compungida, quedando en ausencia la poética y el lenguaje del movimiento expresivo que caracteriza la gestualidad corporal. Cada vez que vean danza que lleve por delante la consigna de ser ‘experimental’, pregúntense con qué experimentan.

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