La segunda semana de marzo del año en curso se llevaron a
cabo una serie de actividades en el Centro Cultural Universitario por los 35
años del surgimiento del grupo Propuesta que fue parteaguas para la
escenificación de la danza folclórica mexicana al mostrar sus posibilidades
lejos del formato de ballet. Es mayormente conocido por la puesta en escena “La
estampa veracruzana”, retomada en el 2016 por la Escuela Nacional de Danza Folklórica,
aunque originalmente se llevó a escenario por vez primera en la década de los
noventa; consiste en una sátira a las fórmulas de repetición y reproducción
mayormente usadas para llevar los bailes tradicionales al escenario a través de
dos grupos de danza ficticios que fueron nombrados Ballet Folklorísimo
Ultramexicano y Conjunto Típico de Danza Xochihuitlacoche Molkajetl, con solo
leerlo nos imaginamos hacia dónde va la crítica. Sin embargo, ésta agrupación,
liderada por Pablo Parga, exploró otros géneros teatrales de las que surgieron
diferentes obras para distintos públicos que bien valdría la pena recordar y
dar una nueva valoración.
En el transcurso de esos días se ofrecieron tres funciones
del programa Retrospectiva futurista conformado por tres remontajes y dos
estrenos. Uno de ellos puso en evidencia a la corriente de corte ‘experimental’
que ha tomado auge en los últimos años, dejando en claro con el discurso
escénico que entre este tipo de propuestas y el ballet folclórico aún existe un
área fértil para la creación escénica que rara vez se ha explorado. Así, el
grupo Propuesta reaparece y sigue mostrándose más vigente que nunca.
Para que se den una idea de lo que sucedió replico lo que el
programa anunciaba para esa parte:
<< 4. TRES ESCENAS PERFORMÁTICAS, POSFOLKLÓRICAS,
POSMODERNAS, POSTCONCEPTUALES Y POSTCONTEMPORÁNEAS
- Jarabe Diversx
- Sin título (Subtítulo: Work in progress a manera de
“dispositivo” de “experimentación experimental” sobre una “cartografía
personal” del “vacío”, “el deseo” y la “inmanente soledad”, que -desde la
“evanescencia e inmediatez” del “no ser de la danza” y el movimiento “líquido”-
intenta responder sonoravisualmente a la compleja pregunta ¿un zapateado que se
ejecuta sin zapatos, sigue siendo un zapateado? La “investigación-creación”
“deconstruye” desde la “decolonialidad” y la “posverdad” el sentido
convencional de la tradición folkcontemporánea y la “multiplicidad corpórea”,
utilizando una “narrativa hipertextualizada” de la cuerpa desde el intérprete
“yo masculino”.)
- Baile de pareja en trío>>
Esto, además de las buenas risas que provocó, sirve para
reflexionar sobre la constante de utilizar la danza folclórica como artefacto o
recurso para fines distintos de lo que representa en sí misma, pareciera que a
pesar del cambio de paradigma de creación la danza se sigue viendo desde y hacia afuera,
dejando de lado sus saberes complejos para el tratamiento escénico y olvidando
que como conocimiento no hay nada más acabado, pues ya se ha hecho cuerpo.
El texto del programa junto con lo que sucedió en escena permiten identificar sitios comunes en los que tienden a caer ciertas propuestas
alternativas al ballet folclórico: discursos ultraelaborados que hablan desde
la superficie de alguna problemática o lucha social, o bien se van a la
particularidad del individuo exponiendo crisis existenciales, le agregan
convenientemente algún zapateado ocurrente para justificar el uso de elementos
del folclore, esquivando así las dudas sobre su pertinencia. Esto puede dar por
resultado montajes confusos, con narrativas inconsistentes, que pudieran ser
aplaudidos por los invitados de los propios bailarines, por el mismo club de
experimentales o por el demás público benevolente que prefiere eso a aceptar
que lo que ha visto le es inentendible. Si algo puede aseverarse del poder de
las artes escénicas es esa contundencia que dejan en el espectador cuando lo
que sucede se percibe con todo el cuerpo, tan contundente que no necesita ser
racionalizado para entender su valor. Pero cómo llegar a esto desde la danza
folclórica si hay algo fundamental que sigue en el olvido.
Pareciera ser que en la teoría y aún más en la práctica, hay
un descuido primordial, diferenciar el movimiento dancístico del que aún no lo
es. Pasar esto por alto es dar por hecho que cualquier cosa llevada a escena es
danza, un reduccionismo que la despoja de su materia prima, el gesto. Así, la
danza folclórica ha pasado de la eterna sonrisa acartonada a la expresión
melodramáticamente compungida, quedando en ausencia la poética y el lenguaje
del movimiento expresivo que caracteriza la gestualidad corporal. Cada vez que vean danza
que lleve por delante la consigna de ser ‘experimental’, pregúntense con qué
experimentan.
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