miércoles, 13 de mayo de 2020

Tradicionalistas VS Estilizados: el debate obsoleto de la danza folclórica

En el 2015 Pablo Parga presentó su libro Danza teatralizada, Cinco guiones para la escena en la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello. Fue en mi primer año como alumno de esa institución, después de bailar por temporadas largas en diferentes agrupaciones de danza folclórica decidí meterme a estudiarla de manera formal, una de las razones, quería seguir bailando pero mucho de lo que ya había hecho dejaba de tener sentido, mi cuerpo demandaba otros saberes, conocer a Parga y leer sus libros fue una total revelación para mí.

Parga presentó algunos vídeos en formato VHS, los iba explicando y al mismo tiempo exponía sus ideas para la escenificación. Lo primero que pensé fue por qué hasta ese momento me enteraba de su existencia y por qué repetimos las mismas prácticas desde hace décadas si muchas de ellas ya habían sido puestas en tela de juicio desde la escena misma. El trabajo de Parga ha pasado prácticamente desapercibido por varias generaciones de ‘folcloristas’, que en el mejor de los casos pudieran estar más al tanto de los repertorios pero no de la historia, de las razones por las que hemos llegado hasta aquí. Bien lo ha expresado reiterademente César Delgado, hace falta una Historia de la Danza Folclórica Mexicana.

Ese mismo día obtuve su libro, me lo devoré, es muy amable para el lector y muy estimulante para la imaginación, al pasar las páginas es inevitable que las imágenes surjan con cada guion, las letras hacen que la escena cobre nuevos sentidos, inclusive la palabra ‘folclore’ adquiere otras dimensiones, más apegada a su significado original que a lo que encierra el vocablo actualmente. Llamamos folclore/folklore/folclor/folklor (sic) a un montón de cosas que pueden estar muy alejadas unas de otras.

¡Había más opciones¡, las posibilidades desde la danza folclórica aún eran variadas, ya habían sido exploradas con éxito tiempo atrás y no se limitaban a una práctica escénica escolar. Es de agradecerse que instituciones como la Escuela Nacional de Danza Folklórica, independientemente de si se logran con éxito sus montajes, muestren una voluntad constante hacia la búsqueda de nuevos discursos aunque lamentablemente el trabajo suele quedarse ahí y acaba con cada semestre.

La misma ENDF desempolvó el guion “La Estampa Veracruzana” en el 2016 y lo llevó a escena, en redes sociales sucedieron las primeras reacciones desde antes de presentarse: los divertidos, los espantados, los insultados, los agradecidos, los persignados, los defensores, todos tuvieron algo qué decir. ¡Claro! Si se es susceptible a la crítica, hacer un ejercicio autocrítico es complicado. El montaje aún no se presentaba pero los primeros vídeos de ensayo ya habían desatado bastantes comentarios. Ver que los viejos usos y costumbres de la danza folclórica quedaron evidenciados de esa manera desde la misma danza folclórica fue duro para muchos, no es fácil verse al espejo.

La verdad es que causó más conmoción en Facebook que en el teatro, el guion por sí solo ya es funcional, materializarlo como si fuera una reposición y no entenderlo desde el género teatral que aborda hizo que la sátira fuera por momentos floja y en otros sobrada. Afortunadamente el propio Parga lo remontó este mismo año, él además de estudiar danza también estudió teatro, su visión es integral. Al trabajo de Parga le quitaría la etiqueta de ‘experimental’, que es un término muy difuso, lo llamaría más bien underground en el contexto de la danza folclórica y con todo lo que eso implica como iniciador de un movimiento para la escena mexicana.

Después de leer “La Estampa Veracruzana” pude identificar elementos que contribuyeron a entender por qué la danza folclórica en formato de ballet la sentía distinta de lo que siempre había sido para mí. Quedé contagiado de ese ánimo crítico e irónico que se desprende de la sátira y elaboré el siguiente texto a propósito de un reto difundido en redes con el hashtag #ArtistChallenge:

Quiero convocar a 2 agrupaciones que desde el principio de los tiempos de la danza folclórica escénica han enarbolado las posturas clásicas en esto del "folclore", la de los TRADICIONALISTAS vs ESTILIZADOS, dos distintas caras de una misma moneda que han estancado el debate escénico obstruyendo al mismo tiempo el surgimiento de nuevas perspectivas.

Primero hablaré del CONJUNTO TÍPICO DE DANZA XOCHI-HUITLACOCHE-MOCAJETL ejemplar grupo ‘tradicionalista’, en su nombre lo demuestra, poseedor de la verdad absoluta sobre cómo ejecutar bailes y danzas que, independientemente de que pudiera darse el caso de no conocer ni tantito cerca sus lugares de origen, pueden decirnos con exactitud milimétrica a que altura debe colocarse la falda y los pies al zapatear, solo porque así lo aprendieron en la antigüedad de algún maestro y así debe seguir siendo. Este tipo de agrupaciones tienen por misión divina “rescatar" y “conservar” las tradiciones dancísticas, aunque no les pertenezcan y a veces ni las entiendan. El síndrome del mesías que los caracteriza les otorga, nada más porque sí, el derecho de museificar la danza cual objeto, seguramente nunca cambia ni tampoco sus contextos. Lo he elegido por ser el primero en protestar cuando se decide adoptar otras posturas señalando cual dedo de Dios lo que SÍ es folclore y lo que NO, persignándose al instante mismo que sueltan el adjetivo más mordaz ¡Aberración!... ¡Bien por ellos!, ¡gracias por salvaguardar ¿nuestra? danza folclórica! Hay que mantenerla en “estado puro”, libre de cualquier influencia, su deber es protegerla hasta de los propios danzantes.

Mi segundo convocado es el BALLET FOLCLORÍSIMO ULTRAMEXICANO, digno representante de la nación. Gracias a este ballet sabemos lo que es ser mexicano, qué importa suprimir en escena valiosas diferencias culturales y sociales que caracterizan al país, lo prioritario es dar paso a una sola idea predominante de lo que es México, nos describa o no. Cumple con la misión de revelar nuestra "identidad", pues al parecer estaba muy oculta, y nos inserta a fuerza en ella al representarla en todo el mundo aunque carezca de relación directa con lo que somos en realidad. Entre sus logros está el de instituir los chongos insoportablemente escultóricos, generalizar esas falsas y eternas sonrisas pasmadas en el escenario, y mecanizar, a manera de ejército, esas líneas coreográficas, que no dicen nada, pero que se ven 'bien bonitas', muy a pesar que su ‘baile’ no coincida en la más mínima forma (ni hablar del contenido) con los lugares que dicen representar y de donde tomaron “prestadas” las danzas para lucrar con ellas. Tienen por objetivo dar el más alto nivel de e$pectáculo, por lo que es indispensable muchos cambios y cantidades fuertes de luz, un sinnúmero de bailarines, toneladas de vestuario y cualquier artilugio que les venga a la mente, pues al carecer de fundamentos, es la única manera que conciben para llenar el escenario, y la danza, bien gracias.

Escoja usted el que lo represente más y no trate de salirse del canon porque caería en pecado. Ni intentar hablar de otras opciones, automáticamente será relegado de la danza folclórica por quienes ostentan estas dos visiones que resultan ser ramas de la misma raíz, pues como diría el periodista César Delgado desde los años ochenta "si usted ya vio un espectáculo de un grupo o ballet de danza folklórica mexicana, haga de cuenta que ya conoció a todos"…

Este texto fue mi propio ejercicio autocrítico, pasé por esos sitios donde observé y fui cercano a posturas semejantes, también hallé valores suficientes en lo ya hecho y encontré otros en el camino. Querer adoptar tajantemente alguna de estas posturas me parece ahora inútil y hasta peligroso, pues el miedo al cambio y a lo distinto suele devenir en imposición y violencia. Ni estilizados, ni tradicionalistas, la danza es una y se manifiesta de muchas maneras. Afortunadamente hay bastante relieve en la danza folclórica mexicana, no todo es plano, aún en el formato de ballet, tan criticado por los 'puristas' y en las escuelas superiores, existen diversas agrupaciones en el país de bastante calidad y dignas de verse. Hoy día también tenemos como opción propuestas alternas que sin dejar de ser folclore han abandonado el discurso nacionalista.

Los nombres de las agrupaciones y la cita de César Delgado fueron tomados del libro de Parga, espero la historia sepa otorgarle el lugar que merece y ojalá su influencia sea notoria para mucha más gente que se dedica al teatro, a la danza y al folclore.

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